La creatividad radica en las personas y existe en un contexto.

Es la capacidad para producir ideas en una forma particular, innovadora o con nuevas visiones, una forma fresca de encarar actividades.

Abarca espontaneidad, marca personal. Todos la poseemos, en cierta medida, ya que tenemos capacidades que pudieran estar poco cultivadas.

Implica también, que se tengan destrezas y conocimientos propios del campo en el que se desempeña el creativo. Por ejemplo, para ser un pintor creativo, se hacen necesarias ciertas habilidades técnicas y un “talento” especial, conocimiento sobre el asunto no necesariamente formal, sin embargo, la educación formal favorece las destrezas.

Existen estados de conciencia que favorecen la creatividad. Afectando el funcionamiento del cerebro, se cambia la percepción de la realidad. La meditación es una buena técnica para lograr este cambio, también el pensamiento lateral de Edgard De Bono, del cual escribí en un post anterior, el cambio del estado de conciencia, involucra un cambio de la percepción para mirar desde otra perspectiva la realidad, transformarla o crearla.


La creatividad es un medio para llegar a nuevos enfoques, visiones, decisiones y soluciones originales ante viejas o nuevas situaciones.

Insight, ahhhh, eureka!, se me encendió el bombillo, aluden a un momento de descubrimiento, de iluminación súbita, y es una demostración de que se ha reestructurado una situación, se han roto paradigmas, porque cambió la percepción que se tenía de un asunto para producir, procrear, dar existencia a algo.

En estos días admiraba el producto de lo que es el pensamiento creativo y lo quiero compartir, es la expresión creativa de un gran artista, su nombre Guido Daniele.





Tal como nos ejercitamos a través de una actividad física, podemos hacerlo con nuestro cerebro. Es una forma de mantenerlo activo. Algunos investigadores han descubierto que el cerebro puede entrenarse. En la medida que se mantiene activo se pueden desarrollar más conexiones neuronales.

La imaginación permite poner nuestro cerebro en marcha a través de movimientos mentales.

Se pueden realizar ejercicios de imaginación sobre objetos, aromas, texturas, sabores, sonidos.


Primer ejercicio:

Toma una respiración lenta y profunda, inspira, expira. Repite hasta sentirte tranquilo(a), calmado(a).

Comienza mirando la palma de tú mano detalladamente. Cierra los ojos y forma una imagen mental del aspecto de la mano.

Ahora, abre tus ojos y compara la mano con tú imagen mental. Cierra los ojos y repite la acción, agregando más detalles de la mano en tú mente.

Puede ocurrir que algunas personas no ven imágenes mentales sino que se representan pensamientos con palabras, símbolos, sonidos, esto no es extraño y también es imaginar.

Ejemplos de ello: imagina la tierra mojada, la palabra amor, el sabor del limón, el sonido de la lluvia, la sensación de una caricia.


Segundo ejercicio:

Este es un buen ejercicio de imaginación de Jazmín Sambrano, psicóloga, y cuya formación y desempeño es bien amplio, sobre todo en técnicas de Súper aprendizaje

“Viaje en el tiempo:

Respira profundo. Relájate suavemente. No necesitas cerrar los ojos. Concéntrate en tú persona. Siente tu cuerpo como el centro del universo.

Vamos a recordar un momento de la infancia…Visualiza una puerta…ábrela…entra lentamente hacia una casa, la más antigua de las casas donde viviste…Allí, muy cerca, hay un niño, o una niña…eres tu mismo cuando tenías 7,8,9,10, años…

tu ser actual saluda a ese niño, tómalo de la mano… hazle cariño, dile que lo quieres…que para siempre lo protegerás, lo ampararás, lo acompañarás…lo ayudarás en todo lo que necesite.

Ahora sales a dar un paseo con ese niño, cuéntale que ahora serás su padre y su madre…escúchalo…siente su voz…trae mensajes para ti…

continua conversando suavemente con él, y cuando hayan terminado, devuélvelo a su casa , queda tranquilo, contento…

Ahora, poco a poco, cierras la puerta…la casa se ve cada vez más pequeña, como un punto en el horizonte de tú mente…

Ya en el tiempo actual te sientes reconfortado porque una parte de ti mismo está acompañada, protegida, segura…

te sientes bien, tienes una puerta nueva adonde recurrir cuando tu niño interno te necesite.

Llénalo de luz con la paz de tu mente y aliméntalo con la inmensa energía que proporciona”.

Puedes continuar dando rienda suelta a tu imaginación, siempre lo has hecho, sin embargo, te estás dando la oportunidad de darte cuenta que deliberadamente puedes llegar a ejercitarla.




“Lo que es evidente, antes fue imaginado”
William Blake.

Imaginar es crear espacios internos, fantásticos, íntimos, propios, sin límites ni restricciones.

Al imaginar creamos representaciones internas, subjetivas de lo que perciben nuestros sentidos , de lo que palpamos, saboreamos, vemos, olemos, oímos, o representamos ideas más abstractas como: la belleza, sentimientos, libertad, etcétera.

También podemos representar en presente una imagen del pasado, una proyección del futuro anticipándonos a el.

La capacidad de imaginar nos viene de nuestro hemisferio derecho y es ilimitada.

Podemos colorear la alegría y conectarnos con esa emoción, y ¿qué tal si saboreamos alguna travesura, o algún lugar?

Cuando imaginamos o visualizamos podemos poner brillo, color, sonidos, texturas, olor, sabor, sensaciones a nuestras imágenes mentales.

Las imágenes mentales cumplen un papel importante en actividades psicológicas como estimular la inteligencia, la memoria, el aprendizaje, la motivación, la creatividad.

Poetas, investigadores, científicos, saben que la imaginación es una herramienta poderosa.

Einstein afirmaba que la imaginación es una herramienta más poderosa que el conocimiento.

Jung sostenía que la deuda que tenemos con el juego de la imaginación es inagotable.

Es posible ejercitar la imaginación, dentro de poco traeré unos ejercicios para ello.